lunes, 12 de abril de 2021

LA FIESTA MORTAL

 

FIESTA MORTAL 

I.

El asunto es que el afán de figuración social de los recién vestidos resulta tan grande como lo es su narcisismo, variante de la estupidez. Entonces, enviaron y recibieron 800 invitaciones. Contrataron 200 personas para el manejo del catering, el bar y el servicio, ujieres, vigilancia, guardaespaldas, acomodadores, decoradores. Y eso sin mencionar el personal externo relacionado con los invitados al pantagruélico evento.

  1. Dicen que la planner de bodas, empresaria ultraconocida, tenía síntomas de COVID, pero no estaba dispuesta a perder un contrato de seis cifras altas en dólares. Era acondicionar el Club Sirio en Lechería para la fiesta celebratoria de un matrimonio doble. Por ahí circulan las fotos. Novias de impoluto blanco y amplias faldas. Muy clásico todo. Damas enjoyadas a las que casi se les huele el perfume y otras, de cerradas túnicas con visos dorados y burkas, a las que casi se les siente el olor. Y todos sin tapaboca. Y todos abrazados. Nada de aislamiento social. Torres de pasapalos y dulces de la rica y exquisita variedad árabe. Comamos y bebamos, que luego moriremos. Carpe diem y todo el epicureismo de esa raza. La fiesta fue un éxito. Y más que las novias, las estrellas fueron, dicen, Tarek Saab y su madre Alía.

III. 

De El Tigre fueron en caravana alegre. Musulmanes y cristianos bien avenida. Por supuesto, nada de jamón. Nada que oloriera siquiera a cerdo. Ante todo, la higiene alimentaria según el Profeta.

Una o dos semanas después, comenzó la epidemia que ha hecho colapsar las clínicas y hospitales tanto de Barcelona y Puerto La Cruz como de las poblaciones circunvecinas. 600 contagiados y sumando. Algunos muertos. Los invitados a la boda y sus familiares y después sus empleados y los familiares de los empleados. La planner, el marido y todo el personal contratado para el servicio y la familia y los amigos. Decían que el propio Fiscal estaba infectado, pero vistas sus pesquisas faranduleras, quizá no.

Hubo un tiempo en que la colonia árabe era modesta. Disfrutaban de sus ganancias, eso sí. Pero sin ostentación. Sus nuevas y desmadradas riquezas, insertados en el turbio y voraginoso cauce de los negocios con este desgobierno, los han hecho resbalar hacia la superficialidad del lujo mostrable y demostrable. Hacia la obscenidad y las secretas búsquedas de placer. No olvidemos el asunto de los suicidios acordados. La decadencia. La decadencia. Y aún falta.

EL ESBIRRO ARDIDO, POR GOLCAR ROJAS

El esbirro ardido

11 abril, 2021 § Deja un comentario

Milagros Mata Gil, escritora y periodista detenida por una crónica

El 31 de marzo, a las 20:03 horas de Madrid, recibí este mensaje de wasap:
“Saludos. Te informo que me anda buscando una comisión del CONAS FAES. Cinco hombres armados. Como yo no estaba, dijeron que volverían a las 4 pm. Como no he hecho nada, no tengo idea de qué se trata. Para que sepas”.
Era Milagros Mata Gil quien me lo enviaba.
Confieso que lo primero que pensé fue que se trataba de un poco de paranoia de la amiga. Es que, como ella misma dice ¿Qué podría haber hecho para que la buscaran en su casa como a una peligrosa delincuente? ¡Ni al Coqui lo ha ido a buscar un grupo armado de las Fuerzas de Acciones Especiales del  Comando Nacional Antiextorsión y Secuestro!
Milagros, que es una mujer valiente, asesorada y acompañada por un abogado amigo, decidió presentarse ante las autoridades. ¿A dónde te presentarías? Le pregunté, preocupado porque yo he estado siete horas detenido por el Grupo Antiextorisión y Secuestro por una denuncia falsa y sé lo que se pasa en esos momentos. Pensé en su edad, en sus problemas de tensión y de glicemia, en la suerte que correría, porque uno puede tener la “fortuna” de que lo reciban amablemente o que lo lancen al suelo con una bota en el cuello.
A las 23:07 horas, recibí la respuesta:
“Al CONAS FAES”
Y seguidamente:
“Estoy en el CONAS FAES. Y es por el artículo. Tarek nos acusa de incitación al odio”.
“Nos dejarán detenidos esta noche y mañana nos presentarán en tribunales. Por incitacion al odio y orden de Tarek Saab”.
Entonces, recordé qué hace unos años, en una conversación con Milagros, me contó que en una oportunidad Tarek le había hecho una especie de amenaza velada, digamos que una advertencia en son de broma. Le dijo algo así como: Estás siendo muy crítica en las redes. Bájale dos, que te puede ir mal.
No es textual, pero fue algo así, tipo El Padrino. Un consejito.
Fiesta Mortal se titula el artículo de marras, que circula sin firma, por cierto. Una pieza crítica, cáustica, asertiva, punzante que se puede encontrar fácilmente en la web pues, gracias a la medida tomada por el Fiscal del régimen venezolano, se hizo viral lo que en un principio fue un post de Facebook limitado a los amigos de Milagros en la red Social, pues ni siquiera fue una entrada pública.
Toda la noche pasó Milagros detenida en el comando, acusada de incitar al odio al escribir una crónica y acompañada del poeta Juan Manuel Muñoz, acusado de haber difundido el texto por wasap.
No. No era paranoia de la amiga. No era el temperamento y la hipersensibilidad de artista lo que la hacía imaginar una persecución del régimen. El ardido fiscal cumplió la sutil amenaza de años atrás, mandó a detener a la escritora y académica.
La Fiesta Mortal se hizo viral. Las redes sociales estallaron. Escritores de renombre y de todas las edades denunciaron el atropello.
EL Colegio Nacional de Periodistas tuiteó:
“#1Abril  #Anzoategui  Exigimos  liberación de la períodista  Milagros Mata Gil @mmatagil   y del escritor  Juan Manuel Muñoz @JuanManuelMuoz4  ,  #Conas  los detuvo por orden del fiscal @TarekWiliamSaab quien olvidó La libertad de expresión es fundamental en la democracia”.
Y el Centro Pen se hizo eco del caso:
“Le escritora venezolana Milagros Mata Gil fue detenida en el día de hoy.
@PEN_LAC
@espaciopublico
@_Provea
@hrw
@UNHumanRights”

Mientras que la cuenta del PEN International – Las Américas y el Caribe:
“#Venezuela. PEN Internacional da seguimiento a la detención y liberación de la escritora venezolana Milagros Mata Gil (@mmatagil), miembro de la Academia Venezolana de la Lengua, y del poeta Juan Manuel Muñoz el 31 de marzo de 2021 en Caracas, Venezuela”.
La poeta Yolanda Pantin, recientemente galardonada con el premio Federico García Lorca, escribió en twitter:
“Una desgraciadamente circunstancia permite conocer el nombre de Milagros Mata Gil y reconocer su obra literaria. También su coraje. Sus carceleros, instigadores del odio, no podrán con ella”.
Sobre el artículo, la poeta, también escribió:
“Por cierto, la crónica por la que fue detenida Milagros Mata Gil ayer, es una “pequeña pieza” del género”.
A lo que la poeta Jacqueline Goldberg agregó:
“Justo comentaba que tiene ritmo poético”.
Y agregó Goldberg, en otro tweet, una vez se supo de la excarcelación al día siguiente:
“Liberados con medidas cautelares. Tan injusto y arbitrario como su detención y la noche que pasaron a la intemperie”.
La escritora Ana Teresa Torres, comentaba irónicamente en twitter:
“Un amigo escritor me recuerda que en La escribana del viento describí el encarcelamiento de una mujer mayor. Era en el siglo XVII, ahora no pasan esas cosas”.
Y el escritor Jan Queretz inició una recolección de firma en una petición dirigida a Comisión Interaméricana de Derechos Humanos denunciando la detención arbitraria, documento que ha recogido 995 firmas a la hora en que escribo estas líneas y que ha sido difundido, entres otros, por intelectuales como Antonio López Ortega, Gisela Kosak, Miguel Ángel Campos, Nelson Rivera. También se pronunciaron escritores e intelectuales y defensores de rechos humanos como Elías Pino, Juan Carlos Méndez Guédez, Juan Carlos Chirinos,Juan Guerrero, Gonzalo Himiob…
Como todo lo que sucede en Venezuela, la detención de Milagros Mata Gil y Juan Antonio Muñoz, también sacó a relucir las miserias de muchos. El silencio de algunos  intelectuales acólitos del régimen y de los mismos opositores fue escandaloso.
No obstante, al día siguiente de la detención, la Universidad Nacional Experimental de Guayana, UNEG, cuyas autoridades, algunos, son de tendencia oficialista, emitió a través del Centro de Investigaciones y Estudios en Literatura y Artes, del cual Milagros Mata Gil es miembro fundadora, un contundente comunicado. En él expresan su repudio:


“Los miembros del CIELA nos hacemos solidarios con Milagros Mata Gil y su familia en este difícil momento, expresamos nuestro repudio a la acción intimidatoria contra ella y exigimos a las autoridades su liberación inmediata junto a su esposo”.
Así son las cosas en el no-país. Con todo sale a relucir la división. Ese ha sido un logro chavista. Y de cualquier evento saltan los aprovechados para pescar en río revuelto. No sería de extrañar que en lo que queda del caso, porque esas cosas de la no-justicia en el no-país pueden durar años, algunos se valgan del mismo para ajustar cuentas: un fiscal, un abogado, un juez, un policía que tenga algún “recibo” pendiente con alguien de poder, que resulte incómodo al régimen.
Milagros Mata Gil ha sido excarcelada al día siguiente de su detención. Le han dictado medidas cautelares. La escritora debe presentarse cada 30 días, no puede escribir más de la Fiesta Mortal, ni del fiscal del régimen, ni de los árabes. Ha sido medicada con algunos tranquilizantes suaves. Le han quitado su teléfono móvil, se lo devolverán cuando el fiscal oficie al GAES, eso quiere decir que quién sabe hasta cuándo estará sin celular, lo que la tiene bastante incomunicada; a merced de que llegue su hijo o algún amigo y le permitan usar su teléfono.
La calidad y solidez de la obra de Milagros Mata Gil está comprobada y tiene su sitial en la historia de la literatura. Yo no puedo decir si Tarek es buen o mal poeta. Nunca he leído su poesía. Apenas lo recuerdo de antes de ser esbirro del régimen como un niño que apareció en un festival de poesía en Mérida arreado por su madre, quien iba de medio en medio y de periodista en periodista, promocionando a su niño prodigio, a su niño poeta.
Digo, no sé de la calidad de sus poemas. Algunos aseguran que es muy mal poeta. No lo sé. De lo que sí estoy convencido es de que buena persona no es y de inteligencia, digamos que es escaso.
Gracias a su torpeza, lo que pudo no haber pasado de un post en Facebook, visto por 30 amigos de Milagros y pasado a 20 contactos de wasap, terminó siendo una muestra más de la calaña del fiscal y de la esencia autoritaria del régimen. Hasta el diario El País ha rebotado la noticia en una nota firmada por Alonso Moleiro. Eso debe tener a Tarek tomando merengadas de psicotrópicos, calmantes, ansiolíticos. Quedar ante el mundo y ante la historia como verdugo de escritores no creo que estuviera en sus planes originales, ni en los de su madre, cuando inflaba el pecho para mostrar a su creatura a los medios. Supongo que los privilegios del poder y el dinero, compensan bastante ese cambio en su destino.

 

MATA EL CARACOL ES UN ROMPECABEZAS, POR GOLCAR ROJAS

 

Mata el caracol de Milagros Mata-Gil es un rompecabezas. Esa es la sensación que uno tiene a medida que avanza en la envolvente escritura en la que cada palabra parece estar en el sitio justo y en el momento adecuado.

Pero el rompecabezas es como aquellos pequeños juegos de plástico en los que aparecía una imagen desordenada, con un trozo de la imagen en cada cuadro y un espacio vacío que permite ir desplazando las piezas en el tablero hasta conseguir ubicarla en su lugar y, al final, obtener la imagen oculta.

Es como la trama de una fotografía cuya imagen está compuesta por múltiples pequeñas fotografías y que al observarla desde lejos nos ofrece con nitidez la imagen global.

Mata el caracol es la búsqueda del padre, pero no como un hombre, sino como un origen. Es un viaje a los inicios. La reconstrucción de una familia desperdigada a lo larde los años. Es un recorrido contado con múltiples voces a través de la experiencia vital de los personajes.

Así, la voz del narrador muta, pasa de un personaje a otro. Ora es la abnegada sobrina que cuida al viejo Mata, ora es la voz poética y desquiciada del padre con aterosclerosis y demencia senil que desvaría en su habitación y, otras veces la voz de quien encuentra en un viejo escaparate las anotaciones que la cuidadora dejara guardadas en perfecto orden para que, al ser encontradas, tirasen de ellas como quien tira del hilo de una madeja para desenredarla.

Milagros Mata-Gil demuestra en este corta novela su maestría con el lenguaje, su habilidad para manejar los tiempos y una especial capacidad para darle a cada personaje su propia voz y estilo, con lo cual, a leer una parte del texto, sin necesidad de que esté especificado de quien se trata, el lector identifica con facilidad la voz de quien en ese momento tiene a su cargo el hilo de la narración.

Uno comienza a leer Mata el caracol, y como en una espiral de remolino la historia lo va arrastrando, lo seduce y conduce hasta que al final uno tiene en la mente un perfecto mapa de lo que fue la vida del viejo Mata y de sus descendientes. Un mapa que encajaría perfectamente en lo que podría llamarse literatura transgénero pues pasa de la prosa al poema y, por momentos parecieran escenas de una pieza de teatro. Milagros demuestra una maestría especial para pasar de un género al otro sin perder el ritmo, el tono y la calidad de la escritura.

Como la novela no se encuentra disponible en quioscos o librerías, me permito dejar por aquí el link para su descarga gratuita on line en PDF o para Kindle o epub para quienes quieran disfrutar de una buena historia, bien narrada y armada.

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viernes, 12 de febrero de 2021

MI PADRE NO COMPRABA A CRÉDITO

 



I.

Mi padre tenía su dinero en una maleta con cerradura de combinación que guardaba en un escaparate con cerradura. Eran otros tiempos. A los 16,:17 años, yo le llevaba la contabilidad de su negocio de venta de periódicos y revistas. De lunes a sábado, cada noche, él me entregaba el dinero que había hecho y el cuaderno donde anotaba sus operaciones. Cada proveedor tenía su aparte: Cadena Capriles, Bloque de Armas, y así.

Con ese trabajo yo "pagaba" los privilegios de que disfrutaba (casa, comida, vestido, calzado, educación, libros, distracciones)

Pero además me ganaba 2,50 semanal, apartes de la mesada, con lo que pagaba 1 bolivar de la entrada del cine, 1 bolivar de un helado y el bus.

II.

Mi padre nunca compró a crédito, ni pidió prestado, ni tenía deudas, ni recibió bonos o subsidios del Estado. En su habitación, pues dormía aparte, tenía tres carteles enmarcados: uno decía: "Yo pago todo". Otro, era el poema "If". En inglés, por supuesto. Mi padre amaba la lengua de su madre. Cuando me dieron una beca de la Gobernación, por los buenos oficios de los adecos amigos de mi tío, quiso rechazarla. No sé cómo mi madre lo convenció de que no lo hiciera.

En algún momento yo sí tuve cuenta bancaria y hasta tarjetas y me endeudé. Mala cosa. Como en el año 2000 decidí que no seguiría por ese camino de los créditos y comencé a regirme estrictamente por un presupuesto. A pesar de lo difícil que es hacer eso hoy día, evito en lo posible comprar bienes o servicios que no puedo pagar. Por eso, por ejemplo, no tengo cable TV. Y aunque me encantaría tenerla, no tengo bombona grande de gas. Y así.

III.

Mi padre se llamaba Jorge Antonio Mata Shelley y era hijo de Jorge Ernesto Mata y Elizabeth Shelley. Nunca dejó que lo olvidáramos. Los papeles de mi abuela, los que pudo rescatar, los guardaba amorosamente. Y tampoco permitió que nos alejáramos de la lectura de Kipling, Byron o Mary Shelley, cuyo parentesco reivindicaba, no sin fundadas razones, pero ésa es otra historia. Erasn sus preferidos.




Para ir al trabajo, muy temprano en las mañanas, después de preparar café muy fuerte y sin azúcar, vestía de kaki y con sombrero. Pero en las fiestas: la Semana Santa, la Navidad y alguna que otra, llevaba casimir, camisas de algodón, corbatas de seda y Borsalino. Se perfumaba con Jean Marie Farina que impregnaba en pañuelos de bolsillo.

No era afectuoso, pero sí cortés. Lamento no haberle dicho nunca que lo amaba y lo admiraba.

Fue un hombre trabajador y honrado. Invirtió bien su dinero, aunque lamentablemente, ya en su ancianidad tocada por el Alzheimer, fue despojado por esa gente zafia que nunca falta en este mundo. Hasta dentro del propio entorno familiar.

 

lunes, 14 de diciembre de 2020

NO ME DEN FÓRMULAS CIERTAS




 Ya escondí un amor por miedo de perderlo. Ya perdí un amor por esconderlo. Ya me aseguré en las manos de alguien por miedo. Ya he sentido tanto miedo, hasta el punto de no sentir mis manos. Ya expulsé a personas que amaba de mi vida, ya me arrepentí por eso. Ya pasé noches llorando hasta quedarme dormida. Ya me fui a dormir tan feliz, hasta el punto de no poder cerrar los ojos. Ya creí en amores perfectos, ya descubrí que ellos no existen. Ya amé a personas que me decepcionaron, ya decepcioné a personas que me amaron.

Ya pasé horas frente al espejo tratando de descubrir quién soy. Ya tuve tanta certeza de mí, hasta el punto de querer desaparecer. Ya mentí y me arrepentí después. Ya dije la verdad y también me arrepentí. Ya fingí no dar importancia a las personas que amaba, para más tarde llorar en silencio en un rincón. Ya sonreí llorando lágrimas de tristeza, ya lloré de tanto reír. Ya creí en personas que no valían la pena, ya dejé de creer en las que realmente valían. Ya tuve ataques de risa cuando no debía. Ya rompí platos, vasos y jarrones, de rabia. Ya extrañé mucho a alguien, pero nunca se lo dije.

Ya grité cuando debía callar, ya callé cuando debía gritar. Muchas veces dejé de decir lo que pienso para agradar a unos, otras veces hablé lo que no pensaba para molestar a otros. Ya fingí ser lo que no soy para agradar a unos, ya fingí ser lo que no soy para desagradar a otros. Ya conté chistes y más chistes sin gracia, sólo para ver a un amigo feliz. Ya inventé historias con finales felices para dar esperanza a quien la necesitaba. Ya soñé de más, hasta el punto de confundir la realidad. Ya tuve miedo de lo oscuro, hoy en lo oscuro me encuentro, me agacho, me quedo ahí.

Ya me caí muchas veces pensando que no me levantaría, ya me levanté muchas veces pensando que no me caería más. Ya llamé a quien no quería sólo para no llamar a quien realmente quería. Ya corrí detrás de un carro, por llevarse lejos a quien amaba. Ya he llamado a mi madre en el medio de la noche, huyendo de una pesadilla. Pero ella no apareció y fue una pesadilla peor todavía. Ya llamé a personas cercanas de "amigos" y descubrí que no lo eran... a algunas personas nunca necesité llamarlas de ninguna manera y siempre fueron y serán especiales para mí...

No me den fórmulas ciertas, porque no espero acertar siempre. No me muestren lo que esperan de mí porque voy a seguir mi corazón! No me hagan ser lo que no soy, no me inviten a ser igual, porque sinceramente soy diferente. No sé amar por la mitad, no sé vivir de mentira, no sé volar con los pies en la tierra. Soy siempre yo misma, pero con seguridad no seré la misma para siempre.

Me gustan los venenos más lentos, las bebidas más amargas, las drogas más potentes, las ideas más insanas, los pensamientos más complejos, los sentimientos más fuertes. Tengo un apetito voraz y los delirios más locos. Pueden hasta empujarme de un risco y yo voy a decir: "¿Qué más da? Me encanta volar!"
Clarice Lispector (A cien años de su luz)

 



"No sé amar por la mitad, no sé vivir de mentira, no sé volar con los pies en la tierra. Soy siempre yo misma, pero con seguridad no seré la misma para siempre"

Clarice Lispector

martes, 24 de noviembre de 2020

ME MUERO POR PREGUNTARTE...

 


 

Acerca de enamorar-se y amar: un dicho y un hecho.

Milagros Mata Gil y Juan Francisco García

 

 Me muero por preguntarte

si es igual o es diferente

querer y amar y si es cierto

que yo te amo y tú me quieres

 (Andrés Eloy Blanco: Pleito de Amar y Querer)

 

            Ahora que estás escribiéndolo, no sabes qué parte de ello es realidad y qué parte literatura. Es tan íntimo el vínculo entre lo que sientes, lo que piensas y el deseo de darle forma estética a eso que  sientes y piensas que no sabes ya cuál es la frontera, ni si de súbito un territorio real, un sentimiento real, se transforman en objeto de arte o en ficción literaria…

            Esta mañana, ante el magnífico amanecer, lujo de colores que deparan estos días, sentiste que la felicidad residía en esas cosas pequeñas: percepción de una flor, el agua desgranándose bajo la luz, el olor a yerba recién cortada... No es la primera vez que te invade esa completitud ante algo que parece ser insignificante, algo que pasa desapercibido la mayor parte de las veces: un arcoíris entrevisto en la carretera, un sorbo de buen café, las montañas recortándose con trazo y dimensión perfectos contra el cielo casi índigo. También esto, supones, a veces, cuando no te hiere, cuando no te irrita, cuando no te molesta.

            En algunas oportunidades has sentido una rabia explícita y terrible. Has sentido el deseo de arrancarte el cuerpo, de arrancarte del pecho el sentimiento que te debilita, que te hace sentir estúpida. Hay en esa rabia un dolor tan grande que es casi físico. Entonces, sólo tratas de respirar, sintiendo cómo el aire entra en los pulmones y entonces todo se va calmando, todo va volviendo a su lugar, el dolor desaparece suavemente y sólo queda cierta leve irritación, cierto desgano, cierta melancolía que también se deja atrás cuando la cotidianeidad te alcanza y te alcanzan los deberes, los derechos, el sonido del televisor antes de dormirte, la tentación de un libro o de una música.

            De cualquier forma, aunque te quemen rabia y pudores, has decidido a entregar estos textos. Necesitas que otro sepa de estos atroces prodigios antes de que las erosiones de Agosto y sus ocios y placeres arrasen su belleza. Porque no puedes negar esa belleza (no es posible negarla) ni lo que ella ha supuesto y producido, y que es mucho más de lo que tú piensas, o de lo que otros pudieran pensar, porque no se saben aún sus consecuencias finales. Y no puedes negar cómo él, o esto, o como se llame, ha enriquecido tu vida.

 

Lección Nº 4:

 

De cómo un sentimiento abrumador se traduce en escritura y se transforma en Espejo, con todas las derivaciones que ello implica, incluyendo las posibilidades de dimensionarlo mediante los postulados de la Geometría Curva.

 


Primer Inter-Texto de Juan Francisco García

 

Para poder estudiar las diferencias entre amar y enamorar-se es necesario ampliar los términos, es decir, hay que también abordar las palabras afecto, amor y querer. Los dos verbos iniciales (amar y enamorar-se) se conjugan en la lexía del afecto.

 Afecto es adjetivo, registrado hacia 1588 y está tomado del latín affectus, participio pasado de afficere poner en cierto estado, derivado de facere (hacer, según Corominas, 1990). El afecto es ponerse en cierto estado sentimental y está unido al darse cuenta, al tomar conciencia de que se está en ese cierto estado. Por ello, María Moliner (1979) en la primera acepción, señala afecto en un sentido amplio como sentimiento o pasión. Luego, añade: A cualquier estado de ánimo que consiente en alegrarse o entristecerse, amar u odiar. El afecto está ligado a las nociones de inclinarse (Casares, 1978) o aficionarse a algo, lo que corresponde a la primera entrada del DRAE. También está ligado a conquistar, dejarse atraer, dejarse conquistar, amar, enamorar-se y odiar.

 Ahora bien, todo sentimiento o cualquier estado del sentimiento se inserta de hecho en afecto, que funciona entonces como palabra-matriz, o, como se dijo al principio, lexía. Afecto, paradójicamente, es un verbo considerado de acción por excelencia debido a su parentesco con facere (y no de pasión, ni de padecimiento, a pesar de los padeceres que su acción pueda provocar).

 

10 de Junio

 

            Te es difícil (te ha sido muy difícil) aceptar ante otro lo que apenas si has podido aceptar ante ti. Quizá por eso escribes. Para ver si reflejándote en el papel (ese espejo opaco, al decir de Seferis) puedes entender las circunstancias. Revalorizarlas a la luz de lo que la gente sensata acostumbra llamar la madurez, la adultez y el sentido crítico.

            En el principio, fue ese resplandor, esa iluminación, esa transfiguración de los espacios cotidianos, esa felicidad que te hacía pensar cada vez que debías verlo y que aprendiste en la primerísima juventud:

 

Hoy la tierra y el cielo me sonríen

Hoy llega al fondo de mi alma el sol

Hoy lo he visto: (lo he visto y me ha mirado!

Hoy creo en Dios.

 

            De pronto, a la entrada de lo que semejaba un tranquilo, pacífico, otoño (aplacadas las terribles hogueras del corazón y la carne por la fuerzas de las tormentas) y cuando escribías versos acerca de sachets perfumados rellenos de flores secas, surgió ese resplandor, devolviéndote la capacidad de apreciar ese tiempo que bulle entre el fin de la verano y el principio del otoño. Eso cambió tus perspectivas. Viste entonces con claridad las cadenas que te habías impuesto y las desechaste. Sin tantas presiones, te sentiste ligera y feliz. Por primera vez en mucho tiempo, la levedad del aire era capaz de internarse profundamente en tus pulmones y eso alteró el control sobre tus sentidos y tus sentimientos.


            Luego, vino un período de reflexión. Hubo miedo y dolor. Te aterrorizaba el vértigo ante el abismo: ¿caer hacia dónde?¿caer hacia qué? Te aterrorizaba también la ambigüedad de la situación. Porque a veces te habías sentido como una novia inocente y pletórica de inocencia, tan cálidamente cercada por cierta atmósfera, una novia tan armoniosamente situada en el mundo junto a alguien a quien descubría con destellos casi esplendorosos, alguien que daba seguridad sin cadenas, en quien era posible reconocer un igual, o, mejor, un maestro. Pero nada indicaba que eso no fuera una ficción generada más por tu deseo que por los elementos de lo real.

 

Segundo Inter-Texto de Juan Francisco

 

Veamos ahora amor y, en cierto modo, afecto, pero ya en otra acepción. Amor, según Corominas, proviene de amar y está registrada hacia 1140. Para el DRAE, amor es el sentimiento que mueve a desear que la realidad amada: otra persona, un grupo humano o alguna cosa, alcance lo que se juzga su bien, y a procurar que ese deseo se cumpla, y a gozar como bien propio el hecho de saberlo cumplido. Esta primera acepción parece moverse hacia el altruismo y supone un amor puro y abstracto. Por su parte, Moliner dice: Asentimiento experimentado por una persona hacia otra, que se manifiesta a desear su compañía, alegrarse con lo que es bueno para ella y sufrir con lo que es malo.

Para esta autora, la primera definición se encamina hacia el amor de pareja y plantea un amor concreto, alejado de la abstracción de la primera del DRAE. Mientras que Casares admite en su primera acepción: Asentimiento afectivo que nos mueve a buscar lo que consideramos bueno para poseerlo o gozarlo. Es una definición más general, si se la relaciona como Moliner, pero más limitada, si se la compara con la de la Academia. El amor es visto como posesión y goce. Es movimiento y eso lo une con enamorar-se. Para el Diccionario Vox de la Encarta Multimedia (1997), el amor es vivo afecto, inclinación hacia una persona o una cosa.

En un segundo campo semántico, el DRAE, Casares y Vox asumen que el amor es apetito sexual, pasión, atracción y atracción afectiva. En cuanto a enamorar-se, el Vox da tres acepciones, a saber: 1.  Tener amor a personas, animales o cosas. 2. Tener amor a seres sobrenaturales. 3. Desear, aspirar al conocimiento y disfrute del ser amado. Esta última recuerda el amor intellectualis, de Spinoza, aunque para él, este tipo de amor era exclusivamente dirigido a Dios. Pero esta tercera acepción y su vertiente spinoziana remiten al amor idealizado: ese punto intermedio entre el amor altruista y el amor de pareja.

El que ama hace cosas por el amado, aunque jamás llegue a poseerlo y aunque jamás se entere. El amor así concebido genera grandes proezas. Todo lo puede y lo mueve, como la fe. Y no espera nada a cambio, aunque en el fondo se piensa en el milagro de la recompensa.

 

Primer Acercamiento

 

Enamorarse es como vivir dentro de un relámpago que, en medio de la más oscura noche, permite vislumbrar un paisaje. La visión puede ser clarísima, pero el relámpago mismo es efímero. Enamorarse es como vivir dentro de la llama de una lámpara de alcohol: una llama azul y leve que consume velozmente el combustible que la alimenta. Enamorarse es, como decía Andrés Eloy Blanco una brasa que vive de su propia quemadura.

 

¿Dura seis semanas tal iluminación, tal y como aseguran los psicólogos clínicos expertos en neurosis? Quizá. Tu racionalismo, tu deseo de explicar y controlar los acontecimientos, te han convencido de que después de seis semanas la quemadura de amor que ahora sientes habrá sanado: será una levísima cicatriz clara en el espíritu, un precioso recuerdo y este montón de palabras que te negarás a evocar e inclusive a reconocer. Y si escribes como si fuera una carta, si hoy te has decidido a  escribir, es  porque crees que tienes derecho de saber, a pesar de la condena de esa efimeridad (¿sólo lo efímero es eterno?).

 

Tercer Inter-texto de Juan Francisco

 

El verbo enamorar-se es un verbo incoactivo, porque indica el momento de iniciarse el suceso, es decir, indica el momento en que se inicia el proceso de amar. Los verbos incoactivos, señalados por Werner (1980) son verbos de duración brevísima como empezar a, palidecer, ruborizarse, madurar, florecer, sonar. Recuérdese para ello la primera acepción de María Moliner para enamorar-se: “empezar a sentir amor”. Por su misma condición, enamorar-se es un verbo mutativo, es decir, indica una transición hacia otro estado: enamorar-se es el camino entre no-amar y amar: entre el dicho y el hecho. Hay en eso implícito un cambio de estado del ánimo. Se vive el sentimiento, o, mejor, se padece y no es posible hacer nada para detener ese padecimiento. Sólo cuando está instaurado el sentimiento del amor es cuando es posible alimentarlo o destruirlo. De cualquier manera, y, citando a Herrero:  amoris vulnus idem sanat qui facit (la llama del amor sólo quien la hace la apaga).

 

Segundo Acercamiento

19 de Junio

 

            ¿Lo amas? (Te preguntas)¿Es eso que sientes Amor che muove il sole e l’altre stelle, como dice el Dante?¿Es el sentimiento que ilumina y vivifica, transfigura y revela, da dolor y libertad, paz y conflicto, y sostiene así la arquitectura del mundo? Pero si así fuera, la experiencia sería (quieres creerlo) distinta: sería un sentimiento contemplativo y altruista, una idealización que ardería hasta extinguirse, una especie de fuego fatuo. A menos que el otro, el amado, alimentara su esencia de pasión y transmutara hacia otra cosa, aún indefinida, materia onírica en la que jamás te has atrevido a pensar... ¿Y sería posible que el otro lo alimentara, que lo reconociera y lo aceptara más allá de todo prejuicio o límite? Las preguntas son retóricas: aluden a una potencialidad y no a un hecho, pero aun si se refirieran a uno, no requieren respuestas. Porque has comprendido al fin lo que Platón decía en cuanto a que después de haber contemplado lo ideal y puro del objeto amado una y otra vez, su imagen se revela, mas ya no puede ser representada como imagen sensible, sino que se representa ella misma, sin mutaciones, sin aumento, sin desgaste.

 

Por otra parte, y, como lo expresó tan exacta y radicalmente San Pablo:

 

Si yo hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles y me faltara el amor, no sería más que una campana de bronce que toca y toca y resuena y resuena. Si yo tuviera el don de la profecía, si conociera todas las cosas, las abiertas y las secretas, con toda clase de conocimientos, si tuviera tanta fe como para trasladar de sitio los montes, pero me faltara el amor, nada sería. Si repartiera todas mis posesiones y hasta mi cuerpo entregara para ser sacrificado y fuera llamada una persona generosa, pero sin tener amor, de nada me serviría. 

(Carta a los Corintios, I: 1-3)

 

 

Cuarto Inter-Texto de Juan Francisco

 

Enamorar-se  se reporta como un estado, pero obviamente relativo, muy relativo, quizá con el verbo estar. Lo que se quiere es retener ese instante o breve momento de enamorar-se: la llama que surge, el vivo afecto. Si se acepta que querer –que también se vincula con este verbo- tiene entre sus acepciones investigar e inquirir, es posible aseverar que una persona se enamora de otra a partir de lo que esa otra estimula. Luego, se comienza a ver si la otra persona, se indaga si la otra persona siente algo parecido. En palabras de Casares, se tiene, cuando se está enamorado, suficiente sentimiento afectivo como para moverse a buscar. Y, por último, obtenido el consentimiento del otro, se concibe o se engendra el amor.

 

Tercer Acercamiento

20 de Julio

 

            Ahora, después de una lluvia fuerte y sólida, el sol recupera sus fueros. El jardín luce verdísimo y las trinitarias florecidas se inclinan, brillantes por el agua y la luz. Así son los humanos, como ese jardín, como estos ciclos de lluvia y no lluvia... Todo es tan profusamente hermoso que no sabes ni cómo expresarlo, ni cómo alejarte de la máquina y de la ventana abierta hacia el jardín para terminar esta ¿carta? (que jamás debiste empezar, que  enviarás nunca).

 

Quinto Inter-Texto de Juan Francisco

 

El enamorar-se es de gran intensidad, de corta duración. Una persona pudiera morirse por la profundidad y la fuerza que puede alcanzar la sensación. Pudiera compararse a la que produce el Orinoco en Agosto frente a la Laja de la Zapoara. El amar y el querer son sentimientos y emociones más uniformes y duraderos. Sin embargo, pueden carecer de la virtud del enamoramiento, que en sí melle et felle est fecundissimus (fecundísimo en miel y en hiel).

 

Cuarto Acercamiento

21 de Julio

 

            A veces, tienes ante ti su cara, sus ojos que brillan con esa inteligente y purísima luz, su sonrisa a medias. No entiendes ese flujo que él te impone, como el del río, como hecho por Amalivaca, corriente en dos sentidos. Bórax navegando. No entiendes.

 

 

domingo, 8 de noviembre de 2020

EL CASO DE ROSE DONNE

 



Minnie Gasbab es una terrible chismosa...  dijo Mrs. Clark a Mrs. Boffin, mientras paseaban  lánguidamente en medio de la tarde tropical. Era el mes de julio. Un sol blanco y ardiente  llenaba todos los espacios. La atmósfera era sofocante y  despertaba los instintos adormecidos por siglos de educación y buenas costumbres. En ese lugar todo era distinto: la cólera, el amor, los celos, la dicha, se sentían de  diferente manera. La misma Mrs. Clark, con todo y haber  sido educada en el seno de una aristocrática familia  bostoniana, había roto a bastonazos los cristales de su  casa, cuando discutió con Mr. Clark en cierta oportunidad.  Después, ambos tuvieron que inventar algo sobre una explosión, lo que ocasionó que la Superintendencia de Mantenimiento  realizara una ardua revisión de las tuberías de gas, cuyos  resultados los dejaron perplejos.

 Mrs. Clark sentía que se ahogaba, a pesar del  aire acondicionado y de la vegetación tan fresca y hermosa  de los jardines. Ella y Mrs. Boffin, una joven de Kansas,  muy educada, acostumbraban caminar por los jardines del  Campo Norte de San Roque, todas las tardes. Caminaban bajo  lujosos arcos de trinitarias cuyos tonos variaban desde el  rojo frambuesa hasta el rosado. Había helechos colgando  como cortinas de un verde delicadísimo. Setos de cayenas  cuidadosamente recortados. Macetones de azaleas blancas.  Jardincillos circulares de lirios y calas, flores obscenamente carnosas. Sí: era obsceno. Mrs. Clark jamás se  había imaginado que pudiera existir algo así.

 -¿No le parece, querida, que hace un calor  sofocante?, dijo.

 -Sí, claro, supongo que podemos entrar al Salón,  si usted quiere, respondió su compañera.

Mr. Clark le había dicho al principio, cuando  le propuso venirse a ese lugar, que sólo serían unos meses.  Algo para él very important. El desarrollo de su carrera.  No le habló de las incomodidades, de los insectos, de la  humedad caliente del aire, de la fuerza monstruosa de las pasiones, ni del lugar en que vivirían: aislado por perros  y alambradas, y donde deberían circunscribirse a tratar con  veinte o veinticinco familias de tan diversa cultura y nivel  social, igualadas por la necesidad de juntarse, extranjeros  en medio de nativos que eran a la vez untuosos y hostiles.

Por lo demás, fuera de las alambradas sólo  había una llanura reverberante, y, más lejos, un poblado  sucio y bullicioso, donde se cultivaban el vicio, la perversión y la violencia. Mrs. Clark había ido dos o tres  veces, con idéntica sensación de grima.    Ya esto duraba demasiado. Después de año y  medio, apenas si lo resistía. Todo el tiempo temía volverse  loca. Ni siquiera se atrevía a tener un niño, como  reiteradamente se lo había sugerido Mr. Clark, porque  dudaba de que fueran adecuadas las condiciones del lugar.  ¿Qué educación podría proporcionarle a un chico en esas  circunstancias? Oh, aquellas amas de casa parlanchinas  tenían hijos que cuidaban sirvientas indias. Las vestían  con uniformes azules, les quitaban los piojos, y a cambio  de una cantidad insignificante, se podían dedicar a comer  cacahuates y jugar a las cartas. Una vez quiso promover un  Círculo Literario, como el que su madre había tenido en  Newports los veranos, pero aquellas mujeres apenas sabían  de lo que se trataba. Y fuera de los suyos, que no eran  muchos, los únicos libros que había en el campamento eran  los religiosos del reverendo Castle, quien cierta vez, al  oírla hablar de cierto John Dos Passos le había recomendado privadamente que no volviera a mencionarlo: That communist,  God save us, había dicho.

Mrs. Clark y Mrs. Boffin caminaban sin  apresurarse, las dos tan jóvenes, tan rubias, tan bonitas, vestidas con sus vaporosos trajes blancos escotados y ocultas bajo la doble sombra de sus sombreros de paja y sus  sombrillas estampadas: la de Mrs. Boffin, con pequeñas  flores, y la de Mrs. Clark, a rayas anchas blancas, rojas y  azules. Hablaban de los acontecimientos que envolvieron a  otra vecina, la pequeña Mrs. Donne, de soltera Umbrella, Stallone, o cualquier otra cosa italiana, quien recientemente había vuelto a la Unión, después del estallido  de un escándalo donde estaba metido, decían, hasta el propio reverendo Castle. Todavía no se sabía a ciencia  cierta qué cosa había sucedido, y si bien se hablaba de  hombres pasados por el lecho de Rose Donne, ninguna de las  chicas, después de someter a sus maridos a cuanto proceso  de confesión se les ocurrió, había obtenido una historia  clara. Y ahora Mr. Donne andaba embriagándose en Santa  María, con una corte de gente de mala vida. Mr. Clark había  comentado que, de seguir así, La Compañía tendría que prescindir de sus servicios.

En aquellos días calurosos y brillantes, de  impredecibles tormentas, había surgido la historia que  encendió los rumores por igual en las asépticas viviendas y  los salones de los Clubes Norte y Sur de San Roque, y hasta  en el polvoriento laberinto de casuchas y bares del pueblo  de Santa María del Mar (a Mrs. Clark le parecía incomprensible que, estando tan lejos del mar, aquel caserío  odioso tuviera tal nombre, pero lo atribuía a la mentalidad  de esa gente, tan extravagante). El rumor aludía a algo entre Rose Donne y,  tal vez, un negro. Comenzaron a barajarse posibilidades. Se  decía que Mr. Donne había protagonizado riñas con algunos  obreros de la perforación, con uno de los gerentes y había  retirado el saludo al profesor Boffin. Aun así, nadie podía  decir exactamente qué había sucedido.

-Salvo que no haya sucedido nada y todo haya  sido invención de Minnie Gasbab: yo la conozco..., dijo  Mrs. Clark en voz alta, siguiendo el curso de sus pensamientos.

-¿Qué sabe usted de ella?, preguntó con  curiosidad la otra mujer.

-Nada, en realidad... Pareciera que no tiene  más ocupaciones que mirar por la ventana y comentar luego  lo que ve, convenientemente ampliado y...reinterpretado,  diría yo. Creo que ella podría ser una buena escritora de  novelas... De hecho, imita los libros de Joachim Red Sauce

-Pero va mucho a la iglesia, es piadosa... En  cambio Rose Donne no parecía muy...moral... siempre con  esos trajes llamativos y esa risa... Era católica, además,  hija de italianos... ¿cómo creer que no...? Todo la condenaba, usted la vio también: era coqueta... Y Minnie  Gasbab es de una antigua familia de Georgia, mientras que  Rose venía de New York, usted sabe...

-Claro... dijo ambiguamente Mrs. Clark.

         Ambas entraron al salón bien aireado y ventilado, lleno de mesitas redondas y sillas de listones pintadas de blanco. Detrás de la barra había una estantería para bebidas. Varios espejos daban mayor amplitud al espacio. También allí había plantas, verdes, vigorosas,  exuberantes. El barman cabeceaba sobre un periódico, y dos   chicas vestidas de verde y blanco se movían entre las damas  sentadas allí a esa hora para beber té frío con limón o  refrescos de frutas tropicales, y comer pasteles. No había  un solo hombre entre los clientes. En cambio, varios niños  correteaban por la terraza, chapoteaban en la alberca, en  el estrado de la Orquesta que amenizaba algunas noches, y  entre las mesas. Niños rubios y sonrosados, cuidados por  sus niñeras vestidas de azul celeste.

Mrs. Gasbab, de unos cuarenta o cuarenta y  cinco años, delgada, musculosa, gran jugadora de tenis y  de golf, con la cara quemada y arrugada por el sol y el  cabello corto, dorado, con mechones blancos, reinaba en el  grupo de trece o quince mujeres que la escuchaban mientras  consumían placenteramente sus meriendas. Cuando ellas  entraron y cerraron sus sombrillas, voltearon a mirarlas y  las saludaron con gestos de efusiva bienvenida:

-¿Qué tal, Margret, qué tal Ann...? ¿Qué tal el paseo?¿Desean acompañarnos? Por favor... ¿qué tomarán?

-Vengan, vengan... Escuchen... Minnie está  contándonos más de esa indecente historia: ya saben...

-Oh, sí, indecente but very funny, that’s right?, dijo Mrs. Clark y se sentó con una sonrisa.

 

Mrs.  Boffin la siguió con cierta reserva, pues sabía que el  nombre de su esposo había sonado fuertemente en el rumor,  aunque ella creía en él cuando negaba su participación en  ese asqueroso asunto. En ese momento, la lavandera negra del Campo pasó, seguida por su hija adolescente. Las dos llevaban  sobre la cabeza los fardos de ropa blanca que mandaba a  repartir La Compañía, y caminaban altivas y garbosas,  exhibiendo sus hermosos cuerpos.

-Precisamente con el hijo de Frony fue con  quien la vi por primera vez desde mi ventana. Créanme,  queridas, no fue una ventaja tenerla allí... Pasaban tantas  cosas pecaminosas en esa casa, se decían tantas obscenidades... Y yo, sin poder evitar verlas y oírlas...

Mrs. Boffin se removió inquieta. Le dolía el  cuello por la tensión. A cada momento esperaba que le  hicieran alguna pregunta, o que mencionaran a su marido.  Aquel asunto de Rose Donne había sembrado incertidumbre y  desconfianza en todo el Campo: los hombres que trabajaban  en las perforaciones, y que regresaban cansados, sucios de  barro y aceite, miraban con suspicacia a sus mujeres,  tibias y suaves, que los esperaban en el confort del hogar,  y las interrogaban sin sutileza, analizando las respuestas  con minuciosidad. Desconfiaban de los que trabajaban en las  oficinas: gerentes, contadores, médicos, oficinistas y  profesores, y que cumplían un horario, o podían desplazarse  con libertad en el área de viviendas mientras ellos estaban  lejos. Siempre había existido una vaga rivalidad, pero  ahora las cosas se planteaban de diferente manera: ¿dónde pasaban sus ocios aquellos dandis perfumados mientras  ellos se reventaban chapoteando en el fango, atormentados por el ruido de las calderas, a pleno sol o en plena noche,  trabajando como brutos?

También los señores de las oficinas recelaban  del encanto que para algunas mujeres podían tener esos  hombres toscos, con sus olores viriles, el aura aventurera  de su forma de ganarse la vida y de su origen en pueblos  del Oeste. Y todos  desconfiaban de los criollos que  trabajaban en el Campo: jóvenes latin lovers de cabellos  asentados con brillantina, piel morena, vestidos de blanco  y bañados en agua de colonia. Los miraban de soslayo en las  reuniones mientras ellos desplegaban sus artes de fascinación, su habilidad para el baile y la exótica blancura  de sus dientes de animales sanos.

Por su parte, tampoco las mujeres confiaban  en sus hombres, ni en las otras mujeres, sobre todo si eran  jóvenes y atractivas. Sólo Mrs. Gasbab lucía absolutamente  segura de su posición. ¿Acaso porque Mr. Gasbab, que era  uno de los gerentes, había perdido para siempre sus apetitos sexuales? ¿O quizá porque ella, Minnie Gasbab, podía  satisfacer todos sus deseos?

-Yo no creo que sucedieran tantas cosas, dijo  Mrs. Clark en aquel momento, pienso que nos estamos dejando  llevar por la fantasía... El hijo de Frony, por ejemplo, es  apenas un muchacho, y muy respetuoso... Por muy loca que  hubiera estado Rose Donne, él hubiera sido lo suficiente  mente juicioso como para...

-¿Defiende usted, Margaret, a un negro y a una perdida italiana...?, sonó con cierto tono gangoso y  glacial, la voz de Mrs. Gasbab. Todas en la mesa se estremecieron. No creo que una dama como usted crea en verdad  lo que dice... A menos que eso haya aprendido en la universidad, leyendo todos esos libros...

Mrs. Clark se apresuró a replegarse,  ruborizada de cólera, pero temerosa.

-Lo siento, no quise decir nada, en realidad  no tengo opinión...

-No se inquiete, querida, comprendemos sus  sentimientos: es usted taaaan jooven, y ha leído tanto...  eso confunde a cualquiera, dijo amablemente Mrs. Gasbab.

En el silencio que siguió se escucharon los  gritos juguetones de los niños, las reconvenciones de las  niñeras en tono apagado, la agitación del agua de la alberca, y el canto de los pájaros. Una luz dorada había llenado  todo el espacio en el ocaso. Mrs. Clark sorbió su té y las  conversaciones volvieron a fluir. Ahora se hablaba de una máscara de belleza hecha a base de avena de hojuelas y  miel: sólo veinte minutos una vez a la semana, y luego una  de clara de huevo durante media hora. Alguien mencionó los  baños de tilo para calmar los nervios, y la charla derivó  hacia medicinas naturales y tejidos de aguja. Al cabo de un  rato, Mrs. Clark se levantó, recogió sus cosas y se despidió amablemente del grupo. Miró a Mrs. Boffin:

-¿Viene, querida...?

Mrs. Boffin, aliviada, recogió también su  sombrero y su sombrilla, y ambas salieron a la tarde que  languidecía. No comentaron nada. Al llegar a la calle,  apresuraron el paso entre la doble fila de casas blancas,  con puertas y ventanas pintadas de verde, protegidas por  telas metálicas, techos de asbesto rojo y jardines  simétricos, separados por cercas de tabloncitos también  blancos. El césped recortado tomaba un color plata, y las  flores de los setos se iban hundiendo en las primeras  sombras de la noche. Cada casa tenía un buzón y un  senderillo de granito que conducía hacia la puerta principal y se bifurcaba hasta la parte trasera, la puerta  de la cocina y el lavandero. Las dos mujeres se despidieron  con un beso gentil, revisaron el buzón, recorrieron el  sendero, abrieron la puerta y fueron encendiendo las luces.

De idénticas alacenas y refrigeradores, comenzaron a sacar  los ingredientes para preparar la cena.

A lo lejos, hacia el sur, se acercaban  velozmente los camiones que traían a los hombres desde los pozos. Se acercaban, levantando el polvo rojo de la sabana.